Crónicas, entrevistas y retro-reseñas

SANTERO Y LOS MUCHACHOS EN MADRID: CULTO AL BUEN GUSTO [CRÓNICA]

Fotografía: Carmina Córdoba

14 meses después, nuestros caminos volvieron a cruzarse en Madrid. "Si en 2022 la banda continúa haciéndolo tan bien, tanto en directo como en un estudio de grabación, y aumenta el número de adeptos a su causa, con o sin mascarillas, habrá que pensar en nuevos templos para celebrar las próximas ceremonias", así rematé aquella crónica de Santero y los Muchachos [LITURGIA CONTAGIOSA] y casi acierto. A pesar de que El Sol no era un templo nuevo para el quinteto, en esta ocasión hubo doblete y tanto el 16 como el 17 de febrero se colgó el cartel de "todo vendido". De acuerdo, el grupo podría haberse atrevido con un recinto más grande, pero no creo que eso importara demasiado a las 450 personas que religiosamente llenaron la sala —según el aforo, claro—. 

En El Sol sus feligreses pudieron estar más cerca y literalmente meterse más en el concierto desde el principio tal y como sucedió el jueves día 16 —por cierto, las geniales fotos de Carmina Córdoba corresponden al 17, por si acaso—. De hecho, fue empezar a sonar aquella intro al más puro estilo 'western' alrededor de las 21:40 horas, dejarse ver sobre el escenario los hermanos Escrivá, Miguel Ángel (voz y bajo), Josemán (guitarra) y Javi (teclados), Soni Artal (guitarra) y Pau García-Serra (batería), y venirse arriba la parroquia santera. "Y no queda nada por ganar, solo perder si no me esperas. Habré vencido si me abrazas al volver a casa", ni los problemas técnicos impidieron que la primera canción del listado, Volver a casa, se celebrara y coreara como si fuera la última.

Fotografía: Carmina Córdoba

"¡Madrid, buenas noches! Bienvenidos a Royal Cantina", saludó Miguel Ángel. Y como quien avisa no es traidor y se trataba del disco que presentaban en la capital, la tercera y la cuarta de la velada fueron las primeras incursiones en su Royal Cantina de 2022"Rueda, rueda junto a mí (...) ruedan, ruedan juntos nuestros pies sobre el mundo que hasta aquí nos trajo", increíble cómo la gente cantó el estribillo de Ojos pardos primero y después también coreó Sheriff. Por cierto, sobre el escenario ya eran ocho porque a la liturgia de "Rock reposado" se unió una sección de vientos

"Amigos y amigas del jueves, aquí estuvimos hace unos años, pero esta noche brilla especialmente (...) esta noche hacemos un recorrido por nuestros tres discos y esto es Qué voy a hacer", y la presentación de Miguel Ángel tenía trampa porque Qué voy a hacer formó parte del repertorio de La Pulquería hasta que decidieron volver a grabarla e incluirla en Royal Cantina. "¡Un clásico!, ¿estáis preparados? ¡Venga ese coro!", el frontman valenciano arengó como si no hubiera tenido ya suficiente... o como si necesitara pedírselo a su público tratándose de un "clásico" como Homenaje, de su primer disco Ventura de 2017, o minutos después para la propia Ventura: "Dejé de ser lo que había sido, supe perder para encontrarte. Estuve en casi todos los peligros y ahora te arrastraré a ellos conmigo".

Fotografía: Carmina Córdoba

Después de la primera media hora de concierto había gente tan a tope con la ceremonia santera que Abrácese quien pueda fue recibida con "¡yujus!" y eso que la música aún no había empezado a sonar... 14 meses antes Carretera de El Saler fue recibida con muchísimo menos entusiasmo que en esta ocasión, aunque supo a poco comparada con el ritmo de Déjame ser, en la que no faltaron ni pandereta ni armónica ni siquiera esos grititos tan estonianos —¿Brown Sugar?, ¿por qué no?

"Creo que estuvimos aquí en el 2017, una sala mítica que ha superado carros y carretas", comentó Miguel Ángel mientras me pareció que trataban de solucionar algún nuevo problema... En cualquier caso, según mis cuentas, fue el 31 de enero de 2018 cuando algunos acudimos a su llamada en El Sol. "Nuestro primer concierto en Madrid fue en Costello, sala malograda, muy cerca de aquí...", y así fue como unos y otras entonaron El perdedor. En otras palabras, uno de los momentos más especiales en las liturgias de Santero y los Muchachos"Sabes que el vuelo bravo es con caída y no hay canción si no hay herida. Ser perdedor para contar que perder te enseñó siempre más que ganar", incluso los tres músicos de la sección de vientos cantaron con ganas, menudas caritas de felicidad en todo el recinto. La mejor canción de Rock —reposado y sin reposar— en castellano de los últimos años 

Fotografía: Carmina Córdoba

"¿Estamos bien? Estamos mejor que bien, ¡vamos allá, aquí y ahora!", y al son de Estamos bien se alzaron móviles por aquí y por allí y Javi cambió las teclas por otra guitarra. "¡Qué baile tan sano y tan enfermizo a la vez!", confesó Miguel Ángel al terminar la canción refiriéndose al tipo al que había invitado a subir al escenario y que lo dio todo literalmente al filo de las 23:00. "Este verano conseguimos viajar a Sad Hill en Burgos, os recomendamos la migración allí una vez en la vida", pero lejos de parecer aquello un cementerio y a propósito de "tipos", El tipo del espejo se convirtió en otra fiesta en la que el saxo brilló en los instantes finales y casi dimos por finalizado el concierto...

"Venimos de muchas batallas, de otras bandas con mayor descarga de decibelios pero ahora sonamos, o tratamos de sonar, de una manera más agradable, calmada y armonizada sin perder el carácter. El rock es básicamente eso, una actitud", esa fue la respuesta cuando pregunté por la autodenominación de “padres del rock reposado” con motivo de la publicación de su segundo disco Rioflorido [ENTREVISTA]. Ahora mismo no me atrevería a pronosticar qué será de ellos en unos años tras no sé cuántas batallas más, si seguirán apostando por el "Rock reposado" o si su parroquia crecerá hasta llenar una Riviera o un Palacio. Lo que sí sé es que apostar por Santero y los Muchachos con permiso de El perdedor es sinónimo de ganar. Culto al buen gusto, su mayor virtud.

Fotografías: Carmina Córdoba

Texto: Alberto C. Molina

Fotografía: Carmina Córdoba


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