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ILEGALES EN MADRID: ETERNAMENTE JÓVENES Y ARROGANTES SANADORES [CRÓNICA]

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Parece que fue ayer cuando Ilegales puso fin a la gira La lucha por la vida con la que celebró el 40º aniversario de su homónimo debut... y el 14 de junio ya estaba el personal de nuevo en La Riviera en Madrid. En esta ocasión con motivo del segundo concierto de presentación de su último disco Joven y arrogante. Muy buena entrada, aunque no se colgó aquello de 'todo vendido' como sí sucedió en mayo —por cierto, esa foto fue tomada y compartida por el grupo en aquel primer concierto—. Mejor para poder disfrutar sin tantas estrecheces a partir de las 21:00 horas. En cuanto a Jorge Martínez y los suyos, a tope, para variar, como si faltan las palmeras del recinto. Por cierto, "los suyos" no eran otros que Jaime Beláustegui (batería), Willy Vijande (bajo) y Toni Tamargo (teclados y guitarra), este último cada vez más asentado en el seno de Ilegales

"Estoy en peligro y lo siento dentro, no sé que sustancia está nadando en mi cerebro, susurro palabras que ni siquiera entiendo...", por desgracia para quienes acuden a estas citas con la intención de escuchar clásicos y más clásicos, en la primera parte del repertorio del grupo no faltaron algunas de sus canciones más recientes como El fondo de la noche y Joven y arrogante, ambas de su último trabajo, o Juventud, egolatría, incluida en La lucha por la vida. "Señoras y señores, aquí estamos de nuevo (...) si usted tiene alguna enfermedad es probable que salga de aquí curado", tal cual, palabra de Jorge precisamente tras uno de esos clásicos balsámicos: Chicos pálidos para la máquina

"Todo lo que digáis que somos lo somos y aún peor. Nos vendimos por un caramelo al mejor postor, sabemos quién se ha meado en tu copa de helado. Vendemos drogas baratas en los colegios de pago", por fin, signos de vida en la pista al son de Todo lo que digáis que somos primero y algún que otro puño en alto y gritos de "rebelión" con Si no luchas te matas. La primera media hora de concierto todavía depararía un par de clásicos más del calibre de Enamorados de Varsovia y Hola, mamoncete!, de manera que a esas alturas el público ya se estaba soltando... Por si acaso, el cuarteto hizo sonar Moloko, una de las canciones más movidas y celebradas de Joven y arrogante.

"Vamos a hacer una canción que hace veintitantos años que no tocamos (...) uno de esos experimentos que hacemos", y Jorge no exageró porque Delincuente habitual ni siquiera sonó en aquella celebración del 40º aniversario de Ilegales"Podríamos haber ensayado más, pero a bocajarro... y ahora la más antigua", y a continuación la letra de Ángel Exterminador volvió a resultar tan rotunda y vigente como en 1988: "Guerra excitante y prohibida, el mundo es basura, pero me gusta estar vivo"

Definitivamente unos y otras ya estaban tan a tope como el grupo y corearon Suena en los clubs un blues secreto, Tiempos nuevos, tiempos salvajes y Problema sexual al filo de las 22:00 horas. "Nuestras canciones pueden ser auténticas tonterías, pero son maravillosas y curativas", insistió el de Avilés tras presentar a sus compañeros y antes de dar paso a Ella saltó por la ventana primero y, a continuación, Puta. "Esta es una canción sobre la ansiedad, enfermedad del siglo XXI", y escuchar en directo Es ansiedad fue una sorpresa, porque salir airoso entre semejantes fraseos y cambios de ritmo como logró Jorge... nada fácil. Por cierto, 70 primaveras y ahí sigue al pie del micrófono, defendiendo su obra como nadie. Al final será cierto que el diablo se fijó en él como insinúa la letra de Nunca lo repitas en voz alta. Lo suyo es increíble y, además, contagioso.  

Bestia, bestia, Caramelos podridos, Revuelta juvenil en MongoliaDextroanfetamina, una detrás de otra, sin anestesia. A base de pogos en el centro de la pista alcanzamos el principio del fin. El grupo no tardó en regresar al escenario para retomar el temario con Agotados de esperar el fin"otro experimento, una versión diferente de Mi vida entre las hormigas", tal cual, más descafeinada, y con el recuerdo del presidente estadounidense Donald Trump y un toque country en Hombre blanco. Entonces sí, el fin alrededor de las 22:30 horas con La Riviera entregada repitiendo una y otra vez aquello de "¡destruye!" y "soy un macarra, soy un hortera, voy a toda hostia por la carretera". A este ritmo la próxima no tardará en caer, porque esta gira ni siquiera ha terminado... Más bien la eternidad por delante.

Texto: Alberto C. Molina 

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