MAREA EN RIVAS-VACIAMADRID: 25 AÑOS Y 26 TEMAS DESBOCADOS [CRÓNICA]
Fotografía: Elenita la de Puerto |
Tres años y medio después de su último concierto en Madrid, Marea casi regresó a la capital. Tal cual, "casi" porque en esta ocasión el lugar elegido no fue tan céntrico como el Palacio de Deportes. Unas 28.000 personas se dieron cita el sábado 3 de junio en el Auditorio Miguel Ríos del municipio de Rivas-Vaciamadrid. En otras palabras, "todo vendido" en la pista y un graderío que no se llenó por poco. Ni la caminata hasta el recinto en un alto —en la falda de una colina— ni aquel cielo tan gris desalentaron al personal para celebrar el 25 aniversario del quinteto liderado por Kutxi Romero. Así pues, no faltarían los clásicos... pero tampoco sus canciones más recientes, porque en esta gira 'Sin riendas' los navarros presentan su último disco Los potros del tiempo.
Sin embargo, los primeros temas que sonaron no llevaron la firma de Kutxi, sino de su hermano Martín, al frente de Bocanada desde 2006. Así pues, alrededor de las 21:00 horas, Martín Romero (voz), "Rupi" (bajo), Juanito Lorente (guitarra), Abel Martín (guitarra) y "Pepo" (batería) se encargaron de calentar a la muchedumbre que ya se congregaba en el anfiteatro. Aunque en verdad nadie calentó más que el propio Martín, que lo dio todo corriendo de un lado a otro del escenario sin camiseta y acabó entre el público, perdón, sobre el público literalmente. "A ver si la próxima vez que volvamos a Madrid venís todos", bromeó el cantante en algún momento entre carrera y carrera. El concierto de Bocanada comenzó con Para siempre —de su último disco hasta la fecha, Ahora que los leones duermen— y terminó con Campo a través. Mientras tanto, Tu nombre se escribe con sangre, Más animal, Que me arranquen el pellejo, Comiendo soles, La madriguera, Bocanada, Río y Mala hierba.
El concierto de Marea estaba programado a las 22:00 y afortunadamente poco más hubo que esperar, porque la lluvia también se dejó ver en el Auditorio Miguel Ríos con la misma puntualidad. De manera que baño de masas y baño sin más durante la primera parte del concierto. "Que nadie los puede parar, los potros del tiempo pasan, que nadie los puede parar...", sonaban estos versos flamencos mientras Kutxi Romero (voz), 'Piñas' (bajo), 'Kolibrí' (guitarra), César Ramallo (guitarra) y Alén Ayerdi (batería) ocupaban posiciones sobre el escenario. Por cierto, escenario descomunal, con una pantalla gigante a cada lado para no perder detalle —desde la grada se agradece especialmente— y cierta calavera coronando la estructura. "Buenas noches, Madrid. No, Madrid no, que es de Ayuso. Esto es Rivas", saludó Kutxi en unos primeros compases que fueron los del listado de Los potros del tiempo, cuya portada presidía el escenario. Así pues, Otra cicatriz, Más me duele a mí y La grillera —con guiño a Rock You Like A Hurricane de Scorpions— fueron las tres primeras canciones.
"Esto es como estar follando debajo de un toldo... si os mojáis vosotros, yo también me mojo", bromeó Kutxi antes de Mierda y cuchara, del álbum Las aceras están llenas de piojos y el primer tema que el público celebró y cantó con ganas: "Un reguero de luna será nuestra casa, de esta luna tan puta de pechos de plata". "En las tiendas de chinos venden una cosa que se llama 'emergency poncho', un euro cuesta. Además, ¿por qué no miráis el tiempo que va a hacer en el móvil?", el cantante seguía bromeando a propósito de la lluvia mientras los más aventureros continuaban mojándose —los menos osados llevamos chubasquero y los rebeldes, paraguas, que en teoría estaban prohibidos—.
"Tiene en los ojos girasoles que no saben de frases de poetas, no señor", unos minutos después Manuela canta saetas —de Besos de perro, otro disco que ya cumplió la mayoría de edad hace tiempo— también fue muy coreada, pero nada comparable con el primer momentazo de la noche: Corazón de mimbre. "Es el momento Pantoja y Paquirrín, sólo que la Pantoja es él y Paquirrín soy yo", y ese "él" que apareció sobre el escenario fue su hijo Aarón Romero. Puro nervio, hay cantera en Berriozar: "Qué coño le pasará, que ya no sale a volar. Tal vez le mojó las plumas el relente de la luna. Le volvió loca el sonido de las gotas de rocío, cuando empieza a clarear...". Palabra, aflojó la lluvia y empezó a despejarse el cielo nocturno. En las gradas la gente se vino arriba y tardó en sentarse porque a continuación sonó Que se joda el viento.
"¡Sois más grandes que la luz del día!", bramó Kutxi minutos antes de abandonar el escenario y ceder la voz cantante a su compañero 'Piñas': "mi abuelo me decía que yo era el segundo peor cantante del mundo, pero
ahora os voy a dejar con uno que canta bien de verdad... yo voy a actualizar
mis redes sociales, que ya sabéis que estoy enganchado". Después de las carreras que ya se había dado de un lado a otro a pecho descubierto, cualquiera podría haber pensado que 'Piñas' no iría muy sobrado para cantar... ¡qué manera de volver a poner a la gente en pie con Trasegando y Alfileres! El bajista se salió de tal manera que acabó marcándose unos versos de AC/DC dedicados a una tal 'Rosie'. Un auténtico potro desbocado —por no escribir "sin riendas", ya sabes—, exactamente igual que el concierto a esas alturas...
"No somos la última banda de Rock del país, pero sí que lo somos de una forma de vivir y sentirlo, de una época que no volverá nunca, de Rosendo, Los Suaves, Extremoduro o Barricada", comentó Kutxi de vuelta en el escenario antes del momento más emotivo del concierto, el homenaje a Boni, quien fuera voz y guitarra de Barricada. Además, para su versión de El trompo, 'Kolibrí' contó con la guitarra roja de Boni, cedida por su familia, y Kutxi dedicó un fandango a su 'pájaro de fuego': "Yo he visto a un hombre morir con la sonrisa en los labios, él se moría feliz porque a nadie le había hecho daño".
Si escuchar del tirón Corazón de mimbre y Que se joda el viento estuvo muy bien —y tampoco estuvo mal que Kutxi nos confesara que en Te voy a decir la verdad se esmeró en que entendiéramos la letra —, que La rueca y La luna me sabe a poco sonaran una tras otra y sin lluvia fue de 'categoría especial': "Pondremos el mantel, tú quédate a mi lado. A comernos al amanecer, lo que quieran las manos, y de postre, un sol maldito que termine de volverme loco, que ya sabes que la luna a mí siempre me sabe a poco". De hecho, podríamos decir que Marea fundió los plomos del recinto porque, tras ese par de clásicos, se tomó el primer descanso del concierto y el escenario quedó en penumbra.
Sin embargo, el grupo no tardó en volver a dejarse ver y, además, lo hizo con alguien más: "¡El último embajador del rock andaluz, Albertucho!". Y si el artista sevillano fue el encargado de cantar a dúo Nuestra fosa —días antes nos sorprendió con La manzana prohibida—, Martín Romero fue el siguiente invitado: "Si voy cuesta arriba, tú me agarras y otra vez le meto mano al suelo, con saliva en los dedos como los trileros", Martín cantó Como los trileros y se partió la camisa como Camarón —que dirían otros dos hermanos, en su caso de Cornellá—. Nuevo parón después de semajante momentazo y traca final de tres bises. Jindama fue el primero y contó con la colaboración de Luter; El perro verde, el segundo, con Kutxi bajando del escenario para cantar junto al público de las primeras filas; y Marea, cómo no, para terminar 150 minutos y 25 temas después.
Fotografía: Elenita la de Puerto
Texto: Alberto C. Molina
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