EL DROGAS, 40º ANIVERSARIO DE BARRICADA EN MADRID: PARA QUIENES SIEMPRE LAS HAN CANTADO [CRÓNICA]
Fotografía: Alberto García-Teresa |
Un año después de celebrar el 40º aniversario de Barricada en la sala La Riviera en Madrid, El Drogas repitió y, además, por partida doble los días 26 y 27 de mayo —afortunadamente para quienes nos quedamos fuera en aquella ocasión—. Mismo lugar y mismo resultado: todo vendido. Aunque el inicio del concierto del 26 estaba programado a las 20:30, la cantidad de gente que a esa hora guardaba cola para acceder al recinto invitaba a pensar que se retrasaría... Serían las 20:45 cuando se apagaron las luces en el interior mientras sonaba algo de lo más popi para amenizar la espera —todo sea escrito—.
"No mires para otro lado, presta atención, que vamos a salir...", la inconfundible voz de nuestro maestro de ceremonias obligó a empezar a apuntar al escenario con los teléfonos móviles. Allí aparecieron Brigi Duke (batería), Eugenio Aristu "Flako" (bajo y coros), Txus Maraví (guitarra y coros) y el propio Enrique Villarreal. Casi al instante el público dio sus primeros botes al son de En la silla eléctrica, que fundió con Esperando en un billar y los botes dejaron paso a los coros. Por cierto, dos canciones del debut Noche de rock&roll de Barricada para empezar, declaración de intenciones.
Fotografía: Alberto García-Teresa |
Con Barrio conflictivo, tercer tema de la noche, llegó el momento de recordar el homónimo segundo trabajo de estudio de la banda de la Txantrea: "¡No, no nos vamos a dejar! ¡No, no! ¡Este estado policial se tiene que acabar!". "Y es verdad, ya no existen príncipes azules. Y es verdad, que sola estás", incluso algún fotógrafo a pie de escenario cantó la siguiente Mañana será igual, también del álbum Barrio conflictivo. El personal estaba cantando con ganas y "Flako" y Txus también lo estaban dando todo con las segundas voces, una pareja más que solvente.
Acto seguido quien se lució fue Brigi con la batería. El ritmo de Contra la pared fue aún más frenético que de costumbre y —para variar— la muchedumbre volvió a rugir: "¡Bien, muy bien! ¡Hoy por ti, mañana por mí! ¡Contra la pared! ¡Hoy sin ti, mañana sin mí!". El concierto transcurría A toda velocidad literalmente y recordando aquel cuarto disco de Barricada, No sé qué hacer contigo —como no podía ser de otra manera el tema titular también sonó—, alcanzamos la primera media hora. Parece mentira que sucedieran tantas cosas en 30 minutos, pero así fue. De hecho, hasta entonces no pudo saludar El Drogas: "¡buenas noches, Madrid! ¡A gusto!".
Fotografía: Alberto García-Teresa |
"El dedo aplasta la última vela que quedaba por apagar, intuyo que se acaba el tiempo. Cualquier intento por lograr salir del ataúd resulta un fracaso", La Riviera coreó con ganas Deja que esto no acabe nunca. Lógico y normal, Por instinto fue uno de los discos más vendidos de la banda de Pamplona. Si alguien pensó que El Drogas repasaría la discografía de Barricada en riguroso orden se equivocó. Como también se equivocó quien pensó que todas las canciones serían recibidas y celebradas con la misma efusividad. "Cómo duele Madrid esta noche, cómo lloran las estrellas. Cómo la lluvia se hace sangre en la prisión de Las Ventas", ni siquiera esos versos de Pétalos emocionaron al respetable y sigo sin entenderlo porque La tierra está sorda fue —y siempre será— un discazo.
Al filo de las 21:30 el asunto se electrificó literalmente con Problemas y el gentío se volvió a enchufar; es más, mientras se secaba el sudor como podía, Txus terminó aplaudiendo a los incondicionales que habían tratado de armar uno de los primeros pogos del concierto. "El sol no calienta por igual en todas las cabezas, si no que pregunten al que está bajo nuestro pie", definitivamente la temperatura subía tanto entre el público como sobre el escenario porque mientras sonaba Víctima me fijé en que El Drogas se había quitado la chaqueta. "¡Es una puta gozada!", exclamó el veterano rockero antes de cumplir la primera hora de concierto al son de Sean bienvenidos. "Esto es un asunto serio, jugarse algo más o perder, no dan a elegir, qué esperar", la letra de Objetivo a rendir no podría ser más acertada en plena campaña electoral.
Fotografía: Alberto García-Teresa |
Fotografía: Alberto García-Teresa |
En serio también se lo tomaron quienes habían tratado de armar un pogo en condiciones. Entonces sí lo consiguieron, buen rollo en todo momento. De hecho, en la sala había algún menor acompañado. Tentando a la suerte fundió con Campo amargo y La Riviera volvió a dejarse la garganta. Desconozco si quien ondeaba una camiseta blanca entre las primeras filas reclamaba paz, pero lo cierto es que en adelante tampoco hubo tregua por parte del cuarteto. Es más, se pidió la colaboración ciudadana para empezar Cuidado con el perro por todo lo alto. "Monta jaleo en la calle, ¡okupación! No van a darte la llave, ¡okupación!", aquí nadie tuvo que pedir nada porque todo el mundo se vino arriba de forma espontánea y, entonces sí, un gran pogo.
Alrededor de las 22:15 la banda concedió uno de los pocos parones del concierto. Sucedió justo antes de que El Drogas tarareara aquello de "rumore, rumore" de Raffaella Carrà, a su vez, el inicio de una especie de popurrí que terminó con la muchedumbre entonando La hora del carnaval, Todos mirando y Oveja negra (balas blancas). Una detrás de otra, con otro solo descomunal a cargo de Txus entre medias y Flying V mediante: fiesta total y absoluta. "Esta canción que viene ahora es para el que siempre la ha cantado" , y el cantante se echó a un lado para que el público empezara No hay tregua a capela: "Es el juego del gato y el ratón. Tus mejores años, clandestinidad. No es muy difícil claudicar". Bonita dedicatoria para Boni, cuyo vacío será irreemplazable.
Fotografía: Alberto García-Teresa |
Se me pasó por la cabeza que el concierto acabaría así, con aquel individuo ondeando la camiseta blanca de nuevo... "¡Esta noche no es para andar por esas calles!, ¡esta noche no es para andar por esas calles!", los coros no terminaron ni siquiera cuando El Drogas abandonó el escenario lanzando besos. Algunos gritaban "¡Barricada, Barricada!", otras se abanicaban en primera fila y todo el mundo volvió a cantar a pleno pulmón el primer bis: Esta es una noche de Rock&Roll. Sin embargo, el episodio de histeria colectiva se desató con el siguiente, Animal caliente. Lo que ocurrió al filo de las 23:00 con En blanco y negro es "categoría especial" —como esta crónica—, eso hay que vivirlo...
Así concluyó la gira de salas del 40º aniversario de Barricada que regresó a Madrid un año después —por cierto, en adelante, festivales: eldrogas.com—. En definitiva, una gozada revivir tantas cosas durante dos horas y pico, pero el sabor fue agridulce. El mismo sabor agridulce con el que salimos de Joy Eslava en 2012 tras la presentación de Flechas cardinales con Boni, Alfredo Piedrafita e Ibi Sagarna, pero sin El Drogas. Boni ya no está, pero nos quedan las canciones para quienes siempre las han cantado.
Fotografías: Alberto García-Teresa
Texto: Alberto C. Molina
Fotografía: Alberto García-Teresa |
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