Crónicas, entrevistas y retro-reseñas

MARIZA: "NO SÉ VIVIR SIN CANTAR" [ENTREVISTA]


Mariza creció en la cuna del fado en Lisboa. La principal representante de la música portuguesa en la actualidad fue añadiendo pinceladas de gospel o R&B a esa tradición con el paso del tiempo. El 14 de diciembre actúa en el Teatro Real de Madrid para celebrar sus 20 años de carrera y, como ya hiciera en su último disco Mariza canta Amália (2020), rendir un homenaje a Amália Rodrigues, la gran dama del fado del siglo XX. Unas semanas antes Mariza citó a los medios de comunicación en el mismo Teatro Real y esto fue lo que dio de sí la última entrevista de la mañana...

Tú que has actuado en escenarios de todo el mundo, algunos tan prestigiosos como el Royal Albert Hall de Londres o la Opera House de Sydney, ¿qué supone para ti actuar por primera vez en el Teatro Real de Madrid?

Era el teatro que faltaba en la lista [risas].

Entonces ya está, entrevista resuelta.

No, más o menos 9 años atrás, cuando por primera vez canté en Madrid, paseaba por aquí a diario. Sabía la historia del teatro, sabía que aquí cerca los luthiers fabrican las guitarras a mano y yo me decía "un día me encantaría cantar aquí".

Claro, ¿pero pensabas que ese "día" llegaría en 9 años?

No, no, y cuando antes de la pandemia me dicen "vas a tocar en el Teatro Real de Madrid" no me lo podía creer. Entonces entró la pandemia y tuvimos que dejarlo todo.

Como el concierto tuvo que ser aplazado has tenido tiempo de creértelo, de mentalizarte, ¿o aún estás en una nube?

Sí, he tenido 20 meses para mentalizarme totalmente. Estoy muy feliz de poder actuar en este escenario.

¿Cómo va a ser este concierto en Madrid?

El disco en el que rindo tributo a Amália va a estar muy presente en este concierto porque esa era la idea original antes de la pandemia. Desgraciadamente, debido al Covid, no vamos a poder contar con una orquesta, que era lo que yo quería, unos arreglos y una sonoridad como los de uno de mis discos favoritos de siempre, Francis Albert Sinatra & Antonio Carlos Jobim [1967]. Así que vamos a aprovechar para ofrecer un concierto más cercano e intimista, que además ahora me apetece mucho cantar en este formato. 

Y no solo vas a rendir un tributo a Amália, ¿verdad?

No sólo voy a cantar a Amália, también voy a recordar algunas de mis canciones de estos 20 años, incluso alguna que llevo mucho tiempo sin cantar.

Amália Rodrigues es considerada la gran dama del fado del siglo XX. ¿Se te pasa por la cabeza ser la gran dama del siglo XXI?

Dios quiera que sí, me encantaría. 

¿Responsabilidad? 

Ser cada vez mejor es un estímulo y hay una responsabilidad que empieza conmigo, porque tengo conciencia y sé lo que quiero. Sabiendo lo que quiero, cuando grabado un disco, piso un escenario, etc., soy responsable. La responsabilidad está ahí siempre.

Quieres hacer historia, ¿me equivoco?

Me encantaría formar parte de la historia y no solo por mí, también por mi hijo, que pueda decir "mi mamá ha hecho algo importante". Cuando yo empecé hace 20 años no había cantantes de fado jóvenes; había muy pocos, cantar fado daba vergüenza. Hace 20 años solo podías salir de Portugal para actuar en Francia o en Italia. Y yo quería ir a Londres y a Nueva York y pensaban que estaba loca. Ahora existe un mercado internacional.

¿Qué ha cambiado?

Han cambiado muchísimas cosas, por ejemplo no había una emisora de radio...

¿Y ha habido un desencadenante principal de este cambio?

He sido yo [risas].

Hace 10 años el fado fue declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Tú lo sabes mejor que nadie como embajadora de la UNESCO para la preservación del fado que eres. Ahora bien, ¿realmente estaba tan amenazado y necesitaba ser protegido?

Ese fado que fue declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad no es el que escuchas hoy, hablamos del fado tradicional, que hay más de 300 diferentes y todos tienen su nombre propio. Esa fue la candidatura que nosotros presentamos a la UNESCO y tiene que ser protegido porque su transmisión es oral. No es palpable, por eso es inmaterial. Lo estamos protegiendo para que las nuevas generaciones lo conozcan, porque si tú no conoces tu cultura no puedes hablar de tu país.

¿Crees que los jóvenes van a apostar por la tradición también a pesar de todo?

Claro, estamos hablando de músicas urbanas, tanto el fado, como el flamenco, son músicas que respiran, creo que la próxima generación ha de moverse y respirar a su manera, lo que sienta. Eso significa que los jóvenes van a buscar otras cosas, cantar de otra forma, con otras letras... pero debes de saber qué es la tradición. Para eso tenemos Museo del Fado, Escuela de guitarra portuguesa, musicólogos... está todo documentado en una casita en Alfama [barrio de Lisboa], donde puedes estudiar y aprender todo lo relativo al Fado y poder avanzar.

En su día comentaste que la gente se acerca más al fado en época de crisis. Ahora que tanto en España como en Portugal no solo compartimos la crisis del Covid, sino también la política, ¿es el momento del fado?

Creo que es el momento de hacer una pausa obligatoriamente y aprender a vivir contigo mismo. Entonces empiezas a escuchar más tu corazón y encuentras cosas que de alguna forma te pueden alimentar, como la música de raíces, que te alimenta más que un rock pasajero, por ejemplo. Son músicas que son cantadas desde hace 200 años, generación tras generación, y siempre están ahí. Yo sufrí un principio de depresión durante la pandemia y tuve que buscar algo que me alimentara más.

Lo siento, ¿cómo saliste de aquella situación?

No sé vivir sin cantar, así que en Tasca do chico [bar tradicional] en el barrio alto de Lisboa, cantaba a puerta cerrada. Yo tenía que cantar a diario, no había dado más conciertos en mi vida [risas]. Tenía una necesidad grande de escapar de la oscuridad, de esa incertidumbre de no saber qué iba a pasar.

Antes de terminar me gustaría aclarar un par de dudas. Por ahí leí que pudiste ser cantaora de flamenco en lugar de fadista porque en tu infancia el flamenco también fue importante.

No, no, ¿quién ha dicho eso? [risas] Siempre he escuchado flamenco y me ha gustado, pero no me atrevería. ¡Por dios, es dificilísimo!

Otra leyenda urbana afirma que Joaquín Sabina forma parte de tu club de fans desde que te escuchó en un club de fados...

¿En serio? ¡No me digas! [risas] Me encantaría conocer más a artistas españoles y ya he trabajado con algunos, como José Mercé, que me encanta. Me gustaría mucho cantar con Miguel Poveda, también con Antonio Carmona, porque es increíble todo lo que ha hecho con Ketama y cómo lo ha hecho.

¿Y algún nombre más cercano al pop?

Me dicen que tengo que cantar con Alborán y yo no sé por qué [risas].

Si te sirve de consuelo yo tampoco he cantado con Pablo Alborán aún...

Ya somos dos [risas]. Tengo que conocer un poco más y me gustaría saber más con la ayuda de las personas adecuadas, claro.

 

Texto: Alberto C. Molina

Fotografía: Manu Ripoll

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