AC/DC EN MADRID: DE OTRO PLANETA [CRÓNICA]
Desde que el rock es rock, hay conciertos y CONCIERTOS. Y después existen eventos que todavía van más allá, como cualquiera de los tres shows que AC/DC ha ofrecido en nuestro país con la excusa de su último Rock Or Bust. El primero en Barcelona, los siguientes en Madrid. El pasado 2 de junio allí, en el Estadio Vicente Calderón y ante 50.000 incondicionales de todas las edades, la banda se marcó un “hasta la próxima” a la altura de las circunstancias.
Desde 2010, desde aquella gira Black Ice los australianos no pisaban un escenario español. En sus correspondientes crónicas, otros compañeros destacan cómo por momentos a Brian Johnson le costó aguantar el tipo micrófono en mano o lo poco que interactuó con su público. Apuntan cómo la acústica no fue la mejor en general o lo mal que se escuchó el concierto en ciertos rincones del estadio. Incluso que Vintage Trouble, los elegidos para abrir estos shows con su blues-rock, no fueron los más adecuados. Y quizás tengan razón.
Sin embargo, con tu permiso, quien firma estas líneas se queda por encima de todo lo demás con la fiesta en torno a cuatro letras y un rayo entre medias: AC/DC. Multitudinaria celebración cultural y camaradería que no sólo se vivió en los aledaños e interior del recinto, sino también en el centro de la ciudad, transporte público, etc. Noelia y compañía, siete horas de viaje en coche desde Galicia. Jose María, uno de los primeros de la fila gracias a dos noches de acampada junto al Manzanares. Los chicos de la #HighwayToPAEG, quienes en vez de preparar exámenes allí estaban dándolo todo. Miles de historias diferentes congregadas en un mismo lugar, compartiendo una misma ilusión al margen de que fuera la primera vez o la décima. Miles de cuernos rojos luminosos y camisetas negras con todo tipo de serigrafías y tipografías.
Conciertos especiales, los tres. De vuelta en la batería Chris Slade —qué pegada, poco a poco se irá sintiendo uno más— el sustituto de un Phil Rudd con sus problemas con la justicia. Pero principalmente faltó Malcolm Young y su guitarra rítmica. Bravo por Stevie Young. Su sobrino cumplió con su papel a la perfección, plantado a la derecha de Slade y resolvió la triste papeleta como ya hizo años atrás. Completando la base rítmica, Cliff Williams; sobrio y fiable como siempre con el bajo. Y al frente el incombustible binomio Brian Johnson – Angus Young, 67 y 60 primaveras respectivamente. Mención más especial si cabe para Angus. Ataviado con su con su traje de colegial, Gibson SG en ristre, continúa siendo la auténtica locomotora del grupo. Un extraterrestre con energía suficiente para rematar cada tema con bote y guitarrazo. En definitiva un quinteto capaz de sacar adelante —con nota— un tour a base de actitud.
De hecho, así arrancó la velada pasados unos minutos de las 22:00. Luces fuera y pantallas gigantes encendidas a ambos lados del escenario. Ante nosotr@s, una pareja de astronautas en algún planeta o satélite. Entonces divisan un meteorito con AC/DC grabado a fuego. Sería la emoción del momento, pero tuve la sensación de ver el rostro de Angus esculpido en la roca... Y entonces sí, coincidiendo con el impacto del meteorito, fuegos artificiales y rugido ensordecedor para recibir sobre el escenario a la banda y entonar aquello de “in rock we trust, it´s rock or bust” casi a modo de mantra. No dejó de ser una excepción, pues aparte de esta Rock Or Bust, del listado de su último álbum sólo sonaron dos más: Play Ball y Baptism By Fire —eché de menos Rock The Blues Away—.
Antes cayó el primer clásico del show, una Shoot to Thrill que deparó el primer paso del pato de Chuck Berry a cargo de Angus y la primera gran ovación. La mecha estaba encendida y no tardamos en reconocer los primeros compases de ese himno de título Back in Black cuyo estribillo coreó todo el Calderón con una sola garganta. En Dirty Deeds Done Dirt Cheap el colegial acabó despachando riffs con una sola mano, antes de desprenderse de gorra y chaqueta y provocar convulsiones aquí y allá con la inconfundible intro de Thunderstruck.
Poca parafernalia al margen de las pantallas gigantes y los fuegos artificiales del comienzo. Sin embargo, no podía faltar la enorme campana de Hells Bells. Clásico que aprovechó Brian Johnson para retar y provocar al público: ¡no os oigo! Y entonces, al son de You Shook Me All Night Long la banda puso un par de marchas más y si Brian y Angus no pararon de ir de acá para allá —salvo los obligados parones entre canción y canción—, ya echaron el resto. Apenas concedieron una pausa antes de Sin City, la gran sorpresa del setlist de esta gira. Rescatada de aquel Powerage de finales de los 70. Igualmente sorprendente resultó Have A Drink On Me, aunque hablar de “sorpresa” con una canción perteneciente al citado Back In Black quizás sea exagerar...
Y después de perder la camisa nuestro guitarrista en TNT —nada más, no presumió de calzoncillos—, reencontrarnos con la enorme muñeca hinchable de Whole Lotta Rosie y recordar much@s a Malcolm gritando su nombre y no el de su hermano, llegó el MOMENTAZO de la noche: Let There Be Rock. Imágenes en las pantallas, entre ellas una estatua de otro coloso: Bon Scott. No sé si fueron 5, 10, 15 o 20 minutos, pero solos de guitarra tan especiales como el que entonces nos brindó Angus están al alcance de muy pocos. Tanto músicos como espectadores. Al filo de la pasarela, brutal. Acabamos con la boca abierta y aplaudiendo, emocionados. Él desapareció durante unos instantes y reapareció en la parte alta del escenario, sobre el muro de amplificadores y con un ejército de clones en pantalla al más puro estilo videoclip Who Made Who. Terminó girando sobre sí mismo y rasgando las cuerdas en el suelo. Para grabarlo y enseñárselo a la familia en Navidad.
Parón pasadas las 23:30. No se mueve nadie hasta que regresa Angus, con sus cuernos rojos, sobre una plataforma que asciende desde debajo del escenario entre llamaradas: Highway to Hell. Histeria colectiva y cañones para disfrutar del segundo y último bis: For Those About to Rock, We Salute You. ¿Qué más pedir a un concierto? Por mi parte nada más, sólo esperar que El Pirata esté en lo cierto y tarden mucho menos de cinco años en volver...
Rock or Bust
Shoot to Thrill
Hell Ain´t a Bad Place to Be
Back in Black
Play Ball
Dirty Deeds Done Dirt Cheap
Thunderstruck
High Voltage
Rock´n´Roll Train
Hells Bells
Baptism by Fire
Sin City
Shot Down in Flames
Have a Drink on Me
T.N.T.
Whole Lotta Rosie
Let There Be Rock
Highway to Hell
For Those About to Rock (We Salute You)
Shoot to Thrill
Hell Ain´t a Bad Place to Be
Back in Black
Play Ball
Dirty Deeds Done Dirt Cheap
Thunderstruck
High Voltage
Rock´n´Roll Train
Hells Bells
Baptism by Fire
Sin City
Shot Down in Flames
Have a Drink on Me
T.N.T.
Whole Lotta Rosie
Let There Be Rock
Highway to Hell
For Those About to Rock (We Salute You)
Texto original firmado por Alberto C. Molina y publicado en rockfm.fm el 3 de junio de 2015
Comentarios
Publicar un comentario