WARCRY EN LA RIVIERA: 'INMORTAL' E IMPARABLE [CRÓNICA]
El 8 de noviembre llovía y repicaban las campanas de la catedral de la Almudena de Madrid cuando, alrededor de las 20:15 horas, en La Riviera, WarCry hacía sonar Quiero oírte, el primer corte de su último disco Inmortal. Así comenzó el concierto del grupo asturiano, que no actuaba en la capital desde 2012 según ciertas fuentes... En el escenario decorado con motivos egipcios, el vocalista Víctor García flanqueado por Roberto (bajo) y Pablo García (guitarra), a su derecha e izquierda respectivamente, y tras ellos, Rafael Yugueros (batería), Santi Novoa (teclados) y un pantallón sobre el que se proyectó el logo de la banda durante la mayor parte del tiempo. Desde el principio rugió el gentío que llenaba el recinto, aunque para "rugidos", los del propio Víctor. Tremendo despliegue vocal —aunque el sonido no fuera el mejor en estos primeros instantes— y como maestro de ceremonias tampoco desentonó en absoluto.
"¡Aguantad fuerzas!", bromeó Víctor después de La última esperanza y el primer solo de guitarra de Pablo. Entonces el cantante reconoció que Madrid es especial en "esta película sin acabar que es WarCry", porque aquí ofrecieron su segundo concierto a finales de 2002. Tras La muerte de un sueño la banda se permitió un primer respiro, justo antes de vivir dos de los momentos más especiales: Contra el viento —dedicada a una seguidora desde Avalanch que estaba de cumpleaños— y Cobarde —para todas las mujeres víctimas de cualquier violencia machista—.
Después de un nuevo parón, sobre las 21:30, Como un mago se convirtió en la primera canción que no fue recibida con entusiasmo en La Riviera. No obstante, la calma duró poco porque a continuación sonó La vieja guardia y la muchedumbre volvió a encenderse. Otro momentazo, las teclas de Santi también se corearon durante la intro de Ardo por dentro. El más triste adiós, La maldición del templario, Amistad, Un poco de fe... aunque para ovación, la que se llevó otra de las pistas de Inmortal, Huelo el miedo, cuyo videoclip también se proyectó en la sala.
"Estamos terminando ya", comentó Víctor y añadió que llegaba la hora de tocar "un tema que días atrás no estaba en el repertorio". Se refería a Señor, de aquel primer y homónimo trabajo de 2002. "Nada hay bajo el sol que no tenga solución, nunca una noche venció a un amanecer", coreó el público al son de Tú mismo, otro clásico tras el que la banda se retiró del escenario mientras los coros seguían sonando... Y fueron 10 minutos los que pasaron hasta que el quinteto regresó. Entonces Víctor se colgó una guitarra acústica —algo que no había sucedido antes según él mismo comentó— para el primero de los bises: Mi tierra. Con El guardián de troya y Hoy gano yo se despidió WarCry definitivamente al filo de las 23:00. Por cierto, el 17 de enero repetirá en el mismo lugar. Lo suyo ya no hay quien lo pare.
Texto de Alberto C. Molina a partir de su crónica original publicada en la revista La Heavy
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