CHICKENFOOT: 'CHICKENFOOT' [RETRO-RESEÑA]
Dos ex Van Halen, un genuino Red Hot Chili Pepper(s) y el inclasificable Joe Satriani
decidieron unir sus fuerzas un buen día bajo el nombre de "Pata de
gallina". No, no se trata de un chiste y tampoco de un homenaje a la vida
rural. Chickenfoot es el último gran "supergrupo" que parió madre, si me
permites la expresión. No son los descubridores de la penicilina —ya sabes, Fleming— o al menos eso se dice. Antes, Crosby, Stills, Nash & Young, Bad Company, Traveling Wilburys o Asia,
por citar algunos célebres ejemplos, pusieron de manifiesto que
aquello de dar lugar a un grupo con retales de por aquí y por allí, más
que un experimento, incluidos los de gaseosa, era una buena fórmula. Musical y económicamente hablando.
De momento Chickenfoot
sigue esa estela en cuanto al apartado musical, aunque en lo segundo
tampoco parece que le vaya mal. Surgió en 2008 y, como ya hemos
adelantado, desde entonces cuenta entre sus filas con suficientes y
convincentes razones para no pasar desapercibida. Nos referimos
respectivamente, que no “despectivamente”, a la voz de Sammy Haggar, al bajo de Michael Anthony, a la batería de Chad Smith y a la guitarra del citado Satriani.
Su homónimo debut discográfico fue
grabado en los Skywalker Sound Studios de California —no es casualidad,
es lo que estás pensando, están relacionados con el auténtico padre de
Luke: George Lucas— y salió a la venta el 5 de junio de 2009. 11 pistas
componen su listado, amén de otra al alcance de los usuarios de iTunes (Bitten by the Wolf),
creadas la mayor parte de ellas por Haggar y Satriani y con un Rock
desenfadado de corrientes metaleras como común denominador.
Su punto
fuerte quizás sea ese sonido rotundo tan de otra época, a medio camino entre la
década de los ochenta y la de los noventa. Algo que hoy en día se
agradece más que nunca, y si no que se lo pregunten a AC/DC. De hecho, en más de una ocasión Chickenfoot nos traerá a la memoria el blues de The Black Crowes, por ejemplo, pero de inmediato los anárquicos riffs de
Satriani nos devolverán al rock más duro, su seña de identidad. El
disco, a pesar de esta dureza, logra no perder la cara a la melodía,
dando como resultado una obra a la altura de las
circunstancias.
Encabeza la lista Avenida Revolution, en verdad con muchas revoluciones a cuestas, pero con el inconveniente de que sus cerca de seis minutos de duración resultan excesivamente monótonos. Más variedad encontramos a continuación en Soap on a Rope, con sus cambios de ritmo y los alaridos de Haggar sorprendiendo al oyente incauto. Pero la primera gran canción pese a su título es Sexy Little Thing, con un ritmo contagioso, muy pegadiza. Después llega el turno del primer single, Oh Yeah; menos colorista que la anterior, ruda, y quizás por ello una buena prueba de las intenciones del grupo.
Por mucho que Satriani se empeñe en
impedirlo con un punteo frenético, los decibelios bajan en Runnin’ Out. Superado el ecuador del listado nos topamos con Down the Drain,
para quitarse el sobrero, la gorra o lo que sea que cubra vuestra
cabellera cuando el sol aprieta. Y si con ella mandamos a paseo al
sombrero, con la siguiente tendríamos que quedarnos como vinimos al
mundo, My Kinda Girl, explosiva.
No salimos de nuestro asombro; Learnin’ to Fall
es lo más parecido que encontraremos a un tema lento, así que ya os
podéis hacer una idea, sobrecogedora. La energía a raudales, sin filtros
de ninguna clase, vuelve de la mano de Turnin’ Left, metal a quemarropa, para dar paso al último y más funky, Future in the Past,
un curioso broche para un buen álbum.
1. Avenida Revolution
2. Soap on a Rope
3. Sexy Little Thing
4. Oh Yeah
5. Runnin’ Out
6. Get It Up
7. Down the Drain
8. My Kinda Girl
9. Learning to Fall
10. Turnin’ Left
11. Future in the Past
3. Sexy Little Thing
4. Oh Yeah
5. Runnin’ Out
6. Get It Up
7. Down the Drain
8. My Kinda Girl
9. Learning to Fall
10. Turnin’ Left
11. Future in the Past
Texto: Alberto C. Molina
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