BARRICADA: 'PÉTALOS' [RETRO-RESEÑA]
En 2004 pasaron a las páginas de Trece Rosas Rojas, el libro de Carlos López Fonseca. De ahí, a las pantallas de cine en 2007 de la mano de Emilio Martínez Lázaro: Las 13 Rosas. Y dos años después, al listado de un disco de título La tierra está sorda por obra y gracia de Barricada… Lentamente el tiempo salda la deuda
contraída con aquellas jóvenes asesinadas un fatídico 5 de agosto de 1939, junto a la tapia del
cementerio de La Almudena en Madrid.
Muchos fueron los represaliados del franquismo que acabaron
sus días frente a un pelotón de fusilamiento durante y después
de aquella Guerra Civil que asoló España. Pero a diferencia de tantas otras, las muertes de Carmen, Martina, Blanca, Pilar, Julia, Adelina, Elena, Virtudes, Ana, Joaquina, Dionisia, Victoria y Luisa
se convirtieron en un símbolo de resistencia que sobrevivió generación
tras generación más allá de cualquier dictadura. Y así lo recogió este cuarteto en clave de Rock, en el undécimo tema y segundo single del citado álbum de estudio La tierra está sorda.
Comentó “El Drogas” —por cierto, La tierra está sorda fue el último disco del bajista y vocalista con Barricada antes de abandonar la banda en 2011— en cierta ocasión acerca de Pétalos que, a
pesar de estar dedicada a estas 13 rosas en particular, también se
trataba de un reconocimiento a todas las mujeres víctimas de vejaciones y
humillaciones de la época. Mujeres que, por el hecho de serlo, ni
siquiera eran consideradas presas políticas.
Aunque podrían haber tratado de transmitir toda esa emotividad mediante una balada al uso, prefirieron hacerlo a base de riffs, riffs y más riffs. Además, también hubo videoclip. Realizado por Manolo
Gil y disponible desde febrero de 2010, la banda aparece tocando en el Fuerte de San Cristóbal. Construida en el monte Ezcaba de Navarra, la fortaleza hizo las veces de prisión durante la Guerra Civil y se convirtió en uno de los símbolos de la represión franquista. Este es el homenaje del grupo a unos
nombres que continuarán recorriendo el tiempo.
Cómo duele Madrid esta noche, como lloran las estrellas
Cómo la lluvia se hace sangre, en la prisión de las Ventas
Cómo en la tapia del cementerio las balas dejan su huella
Cómo los actos de venganza hacen la noche más espesa
Cómo la lluvia se hace sangre, en la prisión de las Ventas
Cómo en la tapia del cementerio las balas dejan su huella
Cómo los actos de venganza hacen la noche más espesa
Ya no se puede su aroma cortar porque los pétalos besaron el viento
Ya no se puede su lucha olvidar porque sus nombres recorren el tiempo
Cómo muere Madrid estos años enterrada en el olvido
Cómo hubo que tragar ocultando lo vivido
Cómo jugaban a cazadores Franco y sus asesinos
Cómo un camión destartalao las llevó a su destino
Cómo hubo que tragar ocultando lo vivido
Cómo jugaban a cazadores Franco y sus asesinos
Cómo un camión destartalao las llevó a su destino
Ya no se puede su aroma cortar porque los pétalos besaron el viento
Ya no se puede su lucha olvidar porque sus nombres recorren el tiempo
Sólo se escuchaban respiraciones aceleradas
y el caminar marcial de quienes las custodiaban
Ruido metálico de fusiles y correajes
y el corazón desbocado desde el pecho hasta las sienes
Orden de detenerse y de repente darse cuenta
que ya no hay abrazo de despedida
Morirán solas, a escasa distancia de las fosas que las van a cobijar
y el caminar marcial de quienes las custodiaban
Ruido metálico de fusiles y correajes
y el corazón desbocado desde el pecho hasta las sienes
Orden de detenerse y de repente darse cuenta
que ya no hay abrazo de despedida
Morirán solas, a escasa distancia de las fosas que las van a cobijar
Ya no se puede su aroma cortar porque los pétalos besaron el viento
Ya no se puede su lucha olvidar porque sus nombres recorren el tiempo
Ya no se puede su aroma cortar porque los pétalos besaron el viento
Ya no se puede su lucha olvidar porque sus nombres recorren el tiempo
Ya no se puede su lucha olvidar porque sus nombres recorren el tiempo
Ya no se puede su aroma cortar porque los pétalos besaron el viento
Ya no se puede su lucha olvidar porque sus nombres recorren el tiempo
Texto: Alberto C. Molina
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