BOB DYLAN: 'NO DIRECTION HOME' [RETRO-RESEÑA]
Siempre es un buen momento para encender el DVD y disfrutar de No Direction Home. Y escribo “disfrutar” porque, si te gusta la buena música, no haces otra cosa durante las más de tres
horas que dura el documental. Data de 2005, lleva la firma en la
dirección de Martin Scorsese y relata el nacimiento de la leyenda de Bob Dylan.
En concreto la cinta recoge la trayectoria artística del de Minnesota,
desde su llegada a la ciudad de Nueva York allá por 1961, siendo un
desconocido, hasta el fin de su gira europea en 1966, cuando se había
convertido en todo un icono.
Cualquier otro narraría a continuación, punto por punto, qué muestra el documental, qué se narra, pero para bien o para mal, el nombre de un servidor no es “Cualquier otro”. Quiero decir que me gustaría compartir con vosotros y vosotras las notas que tomé, siempre y cuando consiga descifrar mi propia letra. Eso sí es un desafío extremo y no los de Jesús Calleja.
Cualquier otro narraría a continuación, punto por punto, qué muestra el documental, qué se narra, pero para bien o para mal, el nombre de un servidor no es “Cualquier otro”. Quiero decir que me gustaría compartir con vosotros y vosotras las notas que tomé, siempre y cuando consiga descifrar mi propia letra. Eso sí es un desafío extremo y no los de Jesús Calleja.
El joven Dylan tuvo su primera guitarra a los 10
años de edad. Se crió en una población de Minnesota de lo más normal,
donde escuchaba en la radio historias sobre tierras remotas. Soñaba con
visitarlas, como también pretendía alistarse en el ejército y combatir
lejos. Quería ser radical como Woody Guthrie,
un conocido músico folk de los 40. Pero como él mismo reconocía en
clave de humor, con esa media sonrisa tan suya, no se podía ser rebelde
en Minnesota porque hacía demasiado frío, tanto que no se podía ser
malo.
Otra de las personas más nombradas en la película es John Hammond, no el de Parque Jurásico —chiste mío, puedes tuitearlo—,
sino el productor musical, uno de los mayores cazatalentos del siglo
XX. Con su ayuda, de su mano se presentó en infinidad de discográficas,
hasta que en Columbia, donde peor pintaban las cosas, firmó su primer
contrato. Así, con el sonido folk de autores como Woody Guthrie,
melódico, del pasado, y temas acordes con su presente, como el miedo a
la bomba atómica, comenzó a grabar discos y a darse a conocer. Otra
curiosidad. Hablando de inicios, Bob afirmó que fueron sus primeras
novias quienes sacaron el poeta que había en él.
Y vamos ya con lo más polémico, el cambio de rumbo en su carrera, su primera incursión en el Rock. Ocurrió en el festival folk de Newport. El respetable esperaba encontrarse con más de esa música, pero para su sorpresa e indignación, Bob Dylan cambió su guitarra acústica por una eléctrica y tocó Rock ‘n’ Roll. Tal fue el descontento entre los presentes, que incluso alguno de los artistas que compartieron cartel con él quisieron sabotear su actuación cortando los cables.
Muchas anécdotas, muchos detalles, aunque personalmente me quedo con uno
de los que podrían pasar desapercibidos más fácilmente. También en
1966, en Newcastle, durante la mencionada gira, unos jóvenes contestaban lo
siguiente a quienes se habían quejado por la poca vitalidad sobre el
escenario de Bob: “has venido a ver a Bob Dylan, no a un grupo de pop”.
Alguien dijo algo parecidísimo en 2008 en la primera edición de Rock in Rio Madrid, es más, creo que
fui yo... Definitivamente hay cosas que nunca cambiarán.
Texto: Alberto C. Molina
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