Crónicas, entrevistas y retro-reseñas

RÍO BABEL 2025: PRIMERA PARTE [CRÓNICA]

Las mudanzas siempre son complicadas, da igual cuándo leas esto. Aunque sean para mejorar, como que no apetecen, por lo que sea. El festival Río Babel celebró su primera edición en 2017 en Ifema. El Estadio Metropolitano acogió sus conciertos en un formato especial en 2021 y La Caja Mágica pasó a ser la sede a partir de 2022. Se suponía que la octava edición también se iba a celebrar allí los días 4 y 5 de julio, pero al final la organización anunció un nuevo recinto: Auditorio Miguel Ríos de Rivas-Vaciamadrid. Las quejas en redes sociales no se hicieron esperar, lógico y normal, porque Rivas está muy bien y el lugar es enorme  el auditorio al aire libre más grande de España, en teoría, con capacidad para 34.000 personas, pero aquello no está cerca del centro a unos 20 kilómetros de la capital por la A-3— y llegar hasta allí en autobús o tranvía tampoco es lo más rápido ni cómodo del mundo. 

Ahora bien, fue poner un pie en el césped artificial, ver esa zona de sombra con bancos según entrabas, pasar junto a esos ventiladores que refrescaban a todo lo que se pusiera por delante y poder llenar la botella en las fuentes de camino a los dos escenarios principales y... no, aquello no estaba tan mal. De hecho, solo leí quejas en redes sociales. Las 50.000 personas que disfrutaron allí del cartel de Río Babel 2025 se hicieron rápido al lugar —especialmente se agradeció contar con aquel descomunal graderío durante la noche para poder descansar y cenar—.  

Lo peor fue el lío que se formó la tarde del 4 de julio para cambiar las entradas por pulseras y los problemas que hubo después para recargar las mismas y poder pagar dentro, cierto, pero repetimos: las mudanzas siempre son complicadas. A partir de las 18:00 horas, 11 conciertos en 3 escenarios diferentes y 6 actuaciones de humoristas en el escenario Babel Comedy, como las de Joaquín Reyes, Ernesto Sevilla y Carmen Romero. La primera en subir a uno de los dos escenarios principales y gemelos en el auditorio fue Reyna Tropical, en otras palabras, el proyecto liderado por Fabi Reyna y que fusiona cumbia y electrónica entre otros sonidos. Su propuesta fue todo un éxito para que el personal se animara pese al calor y, además, antes de finalizar su actuación, la artista no dudó en alzar la voz para defender los derechos de las personas LGTBIQ+, coincidiendo con la celebración del Orgullo en la capital. 

Tras la actuación de Bacilos en el otro escenario principal, alrededor de las 20:00, turno de Lia Kali. Desde los primeros compases la artista barcelonesa demostró por qué es considerada una de las promesas de la escena urbana y que su debut discográfico Contra todo pronóstico (2023) también suena muy bien en directo. Gran espectáculo por su parte, perfectamente arropada en todo momento por un numeroso cuerpo de baile. Por su parte Mr. Kilombo puso de manifiesto que no hay escenario pequeño, y en el tercero en cuestión se marcó un señor concierto. El madrileño y su banda conectaron con el público sin problemas, contagiaron un rollo tan positivo que puso muy difícil tratar de alejarse de allí... 

Fotografía: Festival Río Babel

Difícil, pero no hubo más remedio que hacerlo. Causa mayor, uno de los cabezas de cartel de esta octava edición: Cypress Hill. Con más de 20 millones de discos vendidos y tres décadas de trayectoria, el grupo californiano liderado por B Real y Sen Dog no dudó en tirar de clásicos para meterse al personal en el bolsillo, principalmente en la primera parte de su recital: Hand on the Pump, A to the KLatin Lingo, When the Shit Goes DownHits From The Bong, How I Could Just Kill A ManI Ain’t Goin’ Out Like That o la infalible Insane In The Brain.

En la segunda parte sonaron temas más recientes y metaleros, brillando especialmente su versión de Bombtrack de Rise Against The Machine y la definitiva Jump Around de House of Pain tras 80 minutos de "Cypress Hill Experience" [sic]. Entre medias, un duelo entre DJ Lord a los platos y el batería Eric 'Bobo' Correa que provocó la ovación de la muchedumbre, justo como ya había ocurrido al principio, cuando DJ Lord en solitario fue entonando al personal en clave de Da Funk de Daft Punk o Enter Sandman de Metallica. Valió la pena salir de allí oliendo a porro, por cierto, menuda concentración de amantes de la hierba.

Acababa de anochecer cuando los venezolanos Rawayana incendiaron uno de los escenarios principales y lo hicieron literalmente, pues las llamas no faltaron en una puesta en escena en clave de "tropical futurism", su particular fusión de géneros entre reggae, funk, soul, rock y ritmos caribeños. El confeti tampoco faltó para alegría de un público entregado gracias a temas que corearon y celebraron como Bebé, Venga lo que vengaFunky Fiesta. Mientras tanto, en el tercer escenario, la formación francesa Caravan Palace también se encargó de que el ritmo no decayera durante su actuación. Energía desbordada con su combinación de swing y electrónica y la pizpireta Zoé Colotis como maestra de ceremonias. 

Entonces llegó la hora (23:30) del plato fuerte de la jornada: Kase.O. Tras casi dos años alejado de los escenarios, el rapero zaragozano encabezaba el cartel de esta octava edición de Río Babel para celebrar su 33 aniversario en la música y demostrar por qué es "un icono del p*** rap" [sic]. Acompañado por R de Rumba, Hazhe, Fran Fuethefirst y El MomoJavier Ibarra no tardó nada en salirse con la suya a base de letras como Esto no para, Máximo exponenteViejos ciegos o Yippi Ya Yo. Una celebración colectiva del hip hop en castellano que, además, contó con las colaboraciones especiales de Sho-Hai y Xhelazz, la aparición de Violadores del Verso y el homenaje a Jota Mayúscula. "Ha sido como una inyección de amor que necesitábamos para seguir con la gira y mantener la ilusión, oír corear cada canción desde la primera fila hasta la última, allá donde no nos llegaba la vista fue increíble. Corre el rumor de que tuvimos alrededor de 20.000 asistentes. Bendecido", comentó el artista aragonés en sus redes después.

Además, Kase.O aprovechó la ocasión en el Auditorio Miguel Ríos para defenderse tras la polémica creada en redes en mayo, cuando hizo pública su decisión de mantener los contratos firmados en festivales organizados por el fondo proisraelí KKR: "pienso que igual no me he comunicado con la sensibilidad que el tema de Palestina requiere, pues todos tenemos fallos. Igual no he tenido el tacto necesario y, de verdad, siento haber creado tanta mala vibra, tanto mal rollo cuando además lo importante no soy yo. Quiero que todo el mundo diga '¡viva Palestina libre!', ¿OK? ¡Stop genocidio!"

Todavía no había finalizado el show de Kase.O cuando Jaguayano comenzó el suyo en el menor de los escenarios de Río Babel. El artista cántabro convenció al público, ukelele mediante, a base de su fusión de folk caribeño y canción de autor y letras con matices de humor y crítica social. Con más de tres décadas de experiencia y múltiples Grammys Latinos, desde Venezuela también llegaron Los Amigos Invisibles. Su inconfundible sonido disco y funk, que combina acid jazz con ritmos latinos, logró conectar con quienes aún tenían ganas de más en el recinto. Por último, entre las 02:00 y las 03:00 horas, el trío colombiano Ácido Pantera puso el broche a la jornada con una propuesta que fusionó electrónica y ritmos tradicionales de su tierra.

Texto: ACM

Fotografías: Festival Río Babel 

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