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TRAVIS BIRDS EN LA RIVIERA: DELIRIOS Y GRANDEZA [CRÓNICA]

Fotografía: Vera Novella | Sonde3 Producciones

"Perro Deseo será mi tercer disco. Sale el 6 de octubre. El 4 de noviembre lo presentamos en La Riviera. Esta fecha será histórica en mi vida, amigxs". Quien avisa no es traidor y el concierto más grande hasta la fecha de Travis Birds no defraudó. Años después de aprender a tocar la guitarra en su habitación y decidir apostar por la música, ahí estaba ella junto a Álvaro Fernández (guitarra), Jacob Reguilón (bajo), Yoyo (batería) y Tony Molina (trompeta). Más que la primera canción de la noche, A veces sueño fue toda una declaración de intenciones por parte de la artista madrileña. La primera pista de Perro deseo (Calaverita Records) fue muy bien recibida por el público que llenaba el recinto, por cierto, "entradas agotadas". 

"Cada minuto, de cada hora, cada segundo, vuelvo a tu cabeza loca...", metidísima en el show, Travis Birds acabó soltando la guitarra, como desafiante, mientras los aplausos se sucedían tras Cada minuto alrededor de las 21:00 horas. Otra de las nuevas canciones, Peligro, con una dedicatoria especial, para las treintañeras. Justo después Tato Latorre —uno de los productores de Perro deseo— se unió a la fiesta para acompañar a la guitarra en el tema titular del último disco. "En este día tan importante esta canción no puede faltar",  y esa canción en cuestión era Maggie 1983, de su debut Año X en 2016. "Luces de colores con alcohol, Madrid parece Nueva York", coreó La Riviera mientras nuestra anfitriona volvía a tocar la guitarra. 

Sin embargo, quizás la mayor ovación del concierto cayó en plena Urgente, cuando Jairo Zavala, el mismísimo Depedro, apareció allí de repente: "Pero me cuelo por los recovecos de los huesos de tu espalda. No te dé miedo, controlo el terreno, me muevo como hace falta". Y tras aquel episodio de histeria colectiva, no aconteció uno mayor porque, tal y como ella mismo explicó, en esos momentos Leiva acompañaba a Love of Lesbian en otro punto de la capital. En cualquier caso, Grillos fue igualmente un "momento superespecial", gracias también a la colaboración de César Pop (teclado). "La siguiente canción está basada en hechos reales...", y entonces sonó Cuando Satán vino a verme mientras en el escenario se proyectaba el correspondiente vídeo y el demonio con pinta de fauno pululaba por el recinto —nada de metáforas, hubo testigos—. 

"Quiero linternitas, nunca he pedido eso y me hace ilusión", y al grito de "¡vamos, Madrid!" unas y otros se lanzaron a por Una romántica a la que siguió Mis aires —ambas de Perro deseo, a esas alturas el álbum casi había caído entero— y acabaron cantando al unísono antes de una nueva ovación: "Mi tormento, mi tormento que eres tú, mi tormento, mi tormento, mi tormento que eres tú". Sobre las 22:00, otro de los momentos más especiales del concierto; Travis Birds sentada al teclado en el centro del escenario, bajo un foco de luz, para dar buena cuenta de Coyotes. Una de las canciones más grabadas con los móviles entre el público y al final también se cantó con ganas: "Y que ponga este cielo de negro que ya no le temo, hasta que el cielo chivato se ponga a llover, hasta que el cielo chivato se ponga a llover..."

Poco después el escenario se vació, pero aquello no podía terminar sin la participación de su hermana gemela, la "coplera rapera" al frente del proyecto El Niño Lord.Cah —por cierto, flamante telonera esa misma tarde— en Thelma & Louise. Así, recordando el primer Año X en familia, tanto en el escenario como en la pista, y tras haber disfrutado de Perro deseo en directo, el concierto llegó a su fin. "Gracias por hacer realidad mis delirios, Madrid. Sigo sin palabras", publicó Travis Birds horas después en sus redes. Delirios y grandeza, sin duda.


Texto: Alberto C. Molina

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