Crónicas, entrevistas y retro-reseñas

RÍO BABEL 2023: ORGULLO FESTIVALERO (II) [CRÓNICA]


Fotografía: Vera Valentín

Sábado, segunda jornada de este Río Babel 2023. La banda norteamericana La Santa Cecilia — su nombre se debe a la patrona católica de los músicos, toda una declaración de intenciones— fue la encargada de que la música comenzara a sonar a partir de las 17:30. En su caso, una mezcla de ritmos latinos como la cumbia y la bossa nova con otros más inesperados como el jazz y el rock. El primer plato fuerte del día no tardó en llegar porque el concierto de Aterciopelados estaba programado a las 18:20. Aunque el dúo colombiano puede presumir de tres Grammys Latinos en 30 años de carrera, ahí estaba ante un público que comenzaba a ser multitud bajo un sol de justicia. Bravo —en general, por todo el mundo—. 

Fotografía: Vera Valentín

En estos primeros compases del 1 de julio también actuaron Mr. Kilombo y Guitarricadelafuente. El primero, el proyecto de Miki Ramírez, que presumía en redes de Palabrería, su última canción que ya había sumado "cientos de miles de escuchas en solo un mes" y que en Madrid desde las 19:20 también hizo sonar otras como Cabecita loca o Tiempo al tiempo. El segundo, el proyecto de Álvaro Lafuente Calvo, desde las 20:20 presentó su último single Romancera  y repasó otros temas como Abc y El conticinio

El descubrimiento personal de esta segunda jornada fue Tremenda Jauría, grupo madrileño especializado en "cumbiatón" o "electrocumbia". No es mi estilo y tampoco soporto esas voces de 'pitufos makineros', la vida es así, pero valoro mucho cómo estos grupos desconocidos para el gran público lo dan todo sobre el escenario y acaban contagiando su energía. Estos grupos son los que sacan adelante los festivales y por los que realmente merece la pena pagar una entrada. Los transfeminismos nos salvan la vida, arriba los que luchan!", bramó una de sus voces cantantes tras Akelarre y con banderas LGTBI ondeando entre el público, pues no olvidemos que en Madrid otra multitud se estaba manifestando con motivo del Orgullo 2023. "Almeida, cómete una puta mierda (...) Ayuso, tú también cómete una puta mierda (...) Ahora nos vamos a bailar unas bilirrubinas con Juan Luis Guerra, pero antes el temazo", y primero con Vamos sobradas y el público coreando aquello de "somos feministas bailando reguetón", y después con Billets pal cielo terminó su actuación.

Fotografía: Ainhoa Laucirica

Tremenda Jauría dio por hecho que mucha gente acudiría a La Caja Mágica a partir de las 22:30 para "bailar unas bilirrubinas" con el cabeza de cartel Juan Luis Guerra y no se equivocó. Según la organización, más de 18.000 personas se reunieron allí a lo largo del sábado. Así que imagínate cómo estaba el recinto de concurrido cuando las luces se apagaron en el escenario y en las pantallas gigantes empezamos a ver unas imágenes que se correspondían con los clásicos del artista dominicano. Primero apareció su banda 4.40 de 14 músicos y finalmente él para comenzar con Rosalía, una de las imprescindibles de su disco Bachata rosa, y la primera ovación.  

"Buenas noches, Madrid, espero que disfruten mucho de 'Entre mar y palmeras'", comentó Juan Luis refiriéndose a este tour que le ha traído de vuelta a España. La travesía y La llave de mi corazón sonaron a continuación y, entre medias, los primeros cañonazos de confeti. Alrededor de las 23:00 cayó un "medley de salsa", el popurrí de siempre, que deparó grandes momentos al son de El Niágara en bicicleta, Frío, frío o Burbujas de amor. Por muy bien que esté físicamente, 66 años son 66 años, y Juan Luis aprovechó para tomarse un respiro tras presentarnos a los integrantes de 4.40. Ellos fueron los encargados de interpretar un par de temas más, perdón, ellos y ella, porque la pianista Janina Rosado —y directora musical y coproductora, ojo, jefaza— también brilló en este tramo junto a Quico Rizek y Roger Zayas, que no solo bailaban bien y clavaban los coros, sino que cantaron estupendamente y lograron que el público no echara de menos a Guerra gracias a otro clásico de la talla de Como abeja al panal.

No obstante, nada como tener de vuelta en el escenario al autor del merengue Visa para un sueño para interpretar esa misma canción y seguir con El costo de la vida. El reloj ya había marcado las 23:30 cuando en las pantallas apareció una nube que descargó agua y sí, ¡bingo! "Ojalá que llueva café en el campo, que caiga un aguacero de yuca y té. Del cielo, una jarina de queso blanco, y al sur, una montaña de berro y miel", momentazo tanta gente cantando Ojalá que llueva café e incluso algún paraguas entre el público... Saludó y agradeció Juan Luis a sus hermanos dominicanos y también a los venezolanos, colombianos, peruanos, mejicanos, chilenos, argentinos... vamos, toda Latinoamérica estaba representada en La Caja Mágica. De manera que, cuando dijo "buenas noches" instantes antes de la medianoche, la gente empezó a pedir "¡otra, otra!" según se vaciaba el escenario. Es más, incluso en las pantallas se pedía "¡otra, otra!". Con Bachata rosa regresó y con Te regalo una rosa y La bilirrubina remató. Si alguien pagó una entrada solo por Juan Luis Guerra, acertó igualmente.

Fotografía: Aldara Zarraoa

En esta ocasión tampoco puedo escribir que fue el mejor broche para la segunda jornada de esta quinta edición, porque por delante teníamos dos conciertos más. Mucha gente se lo perdió, porque después de Juan Luis Guerra una multitud abandonó el recinto sobre las 00:30, pero otros tantos quisieron apurar para disfrutar de los granadinos Eskorzo, que prometieron un show en "modo puro Eskorzo" y cumplieron con creces —pogos mediante, como mandan los cánones—, y Macaco, quien se encargó de ofrecer el último directo de la noche entre las 01:30 y las 02:45 al son de clásicos como Moving o Love Is The Only Way y de sus temas más recientes, aquellos que encontramos en su disco Vuélame el corazón de 2022.

Fotografía: Aldara Zarraoa

Continuará...

Texto: Alberto C. Molina

Fotografías: Río Babel

Comentarios