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ROCK IN RIO MADRID: SAMBORA SE DESMELENA Y BON JOVI NO DEFRAUDA [RETRO-CRÓNICA]


¿Jon y Richie se llevaban muy bien o alguien tenía sus días contados en cierta banda de Nueva Jersey? Expuesto de otra manera, ¿serían una pareja musical de hecho y en igualdad de condiciones o la próxima vez no coincidirían sobre el escenario? Bromas aparte, los estadounidenses Bon Jovi llevaban siete años sin tocar en la capital —y alrededores— y su intervención en la segunda edición de Rock in Rio Madrid cumplió con las expectativas. 

El show del 4 de junio en la Ciudad del Rock de Arganda del Rey fue el primero de la gira europea de presentación del disco The Circle y uno de los dos que ofrecerían en España en 2010 —a finales de año nos sorprendieron con un recital exclusivo en el Circo Price—. Cerca de dos horas de nuevas canciones y clásicos para cerrar la primera jornada del festival. Seguramente el directo no será recordado como el mejor de su carrera, pero estuvo a la altura de las circunstancias. Y en este sentido Richie Sambora brilló especialmente, tanto que por momentos eclipsó a Jon Bon Jovi —por si acaso, ahí arriba en la imagen, de siglas JBJ y doble de acción de Kevin Bacon—.

No me gasté los famosos 69 € para ver y escuchar en acción a los autores de Livin’ on a Prayer y Have a Nice Day. No fue necesario. Ni siquiera me molesté en hacerme con una acreditación. Los vi tranquilamente a través de La 2 de Televisión Española. Y eso que la retransmisión empezó con susto. Primeros planos de Ainhoa Arbizu y Toni Garrido, quienes se encargarían de la previa... de repente, desde el Escenario Mundo, llegaron luces y música más propias de un inicio de concierto que de pruebas de sonido. Efectivamente, ¡Bon Jovi ya estaba tocando! Mientras tanto desde nuestros hogares continuábamos viendo a los comentaristas —a lo suyo— hasta que por fin explicaron el porqué: La banda no permitió que se televisara la primera canción debido a que los instrumentos aún no sonarían en condiciones. Podíamos estar tranquilos, sólo nos perderíamos una —no como ocurrió con Bob Dylan dos años antes, cuando a esa “una” siguió otra, otra más y al final en casa nadie pudo ver su actuación—.

Entonces anunciaron el comienzo del concierto para los telespectadores. Sobre el escenario Jon Bon Jovi (voz y guitarra), Richie Sambora (guitarra, talk box), Tico Torres (batería) y David Bryan (teclados), más dos músicos de refuerzo para la ocasión llamados Hugh McDonald (bajo) y Bobby Bandiera (guitarra). Pero  alguien se había colado —y no en la formación precisamente— porque todavía no habían terminado la primera canción, por cierto, Blood on Blood. ¿Se acabaría enterando JBJ?, menudo disgusto… En fin, ahí estaban el líder con sus siglas y vestido de cuero negro, chaleco, luciendo hombros y escote, y el guitarrista, con gafas moradas, pantalones de cuero rojo y chaqueta de un plateado deslumbrante. Toda una declaración de intenciones el look a lo Rod Stewart de este último, porque canción tras canción puso de manifiesto que no estaba en Arganda del Rey para limitarse a un papel secundario.

La segunda, We Weren’t Born to Follow, la cuarta, Born to Be My Baby, y tras esta, cuando aún no había callado la batería, sin pausa, sonaron los acordes iniciales de Lost Highway. En todas ellas Sambora no dejaba de cantar y lo hacía bien. Tanto que a veces costaba adivinar si las suyas eran segundas o primeras voces, si cantaba demasiado alto o era JBJ a quien le faltaba voz... Después del tema —de transición— In These Arms, continuó la exhibición del guitarrista con Have a Nice Day. Además de armarse del talk box para distorsionar la voz y crear esos efectos robóticos, blandió guitarra de doble mástil con correa de leopardo, ¡menudo crack! Y ojo porque no fue la única de doble mástil que tocó...

Siguió el temario con When We Were Beautiful, Superman Tonight, ambas canciones de The Circle, y Bad Medicine, donde JBJ, quizás cansado con el tira y afloja que se traía entre manos, se tomó un respiro y bromeó imitando los contoneos de Shakira. A continuación llegó su oportunidad para lucirse y taparme la boca. Primero, Captain Crash and the Beauty Queen From Mars, canción de ritmo contagioso, sin estridencias, con la marea de gente agitando las manos al unísono y al son de la guitarra de JBJ. A continuación, con todos los focos y flashes apuntándole, entonó el Hallelujah de Cohen, en acústico y sin voces que pudieran hacerle sombra. Nuevo punto a su favor.

Después de este paréntesis, Sleep When I’m Dead y Runaway, ¡qué riffs! También cayeron Work for the Working Man —que tal vez alguien confundió con otra que todavía no había sonado—, Who Say You Can’t Go Home y Keep the Faith. En la Ciudad del Rock pocos sospecharían que aquella sería oficialmente la última canción del listado, pero en casa ya nos habíamos concienciado gracias a un locutor que no pudo evitar meter la pata. Afortunadamente el grupo regresó al escenario para tocar dos bises: Wanted Dead or Alive —con guitarra de doble mástil, modelo acústico— y Livin’ on a Prayer —la "otra que todavía no había sonado"—. Un broche excepcional para un espectáculo que contó con otro líder sobre el escenario o un enemigo en casa, según se mire y escuche...
 
Texto: Alberto C. Molina

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